Al ser preguntado el primer ministro italiano en una rueda de prensa en palazzo Chigi, sede de la jefatura del gobierno, cómo se habría comportado él en esa situación, Mario Draghi ha respondido con cara muy seria, mostrando en su expresión y palabras firmeza, rechazo y cierta indignación por el comportamiento del presidente turco. «No estoy absolutamente de acuerdo con el comportamiento de Erdogan hacia la presidenta de la Comisión Europea Von der Leyen. Creo que no fue apropiado. Lamenté mucho la humillación que tuvo que sufrir Von der Leyen. La consideración que se debe hacer con estos dictadores, con los que, sin embargo, tienes necesidad de colaborar, o más bien cooperar, es que uno ha de ser franco al expresar la diferencia de puntos de vista, comportamientos, visiones, pero dispuesto a cooperar por los intereses del propio país. Es necesario encontrar un equilibrio justo».
La firme posición de Draghi y sus duras palabras, al incluir al presidente turco Erdogan entre los dictadores, han sentado mal en Ankara. Pocos minutos después de la declaración de Draghi, considerando «humillante» el trato recibido por la presidenta de la Comisión Europea, el embajador italiano en Ankara, Massimo Gaiani, ha sido convocado por el Gobierno turco. El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, «condenó enérgicamente las declaraciones del primer ministro italiano».